Mucho han cambiado las prácticas en la donación de órganos. También los motivos habituales de muerte que incluyen donación de órganos. De muertes traumáticas en accidentes se ha pasado a una mayoría de fallecimientos por destrucción del cerebro tras hemorragia cerebral. Este dato ha cambiado e incrementado las donaciones de órganos.
La donación de órganos en España destaca por contar con un sistema de trasplantes y donaciones que es referente mundial al que miran países de todas las latitudes. Los datos sitúan a nuestro país como líder global del ranking en los últimos 25 años, periodo en el que esta función solidaria ha ido creciendo y perfeccionándose hasta una perfección alabada en todo el planeta. Ya en 2018, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) contabilizó 2.243 donaciones en nuestro país, que hicieron posible 5.314 trasplantes.
La donación puede realizarse desde donante vivo o fallecido. La donación en vivo es posible para cualquier persona mayor de edad, que esté en plenitud de sus facultades mentales y tenga buen estado de salud. Son condiciones que valoran profesionales médicos ajenos a la organización de trasplantes, que certifican la idoneidad del donante y son aprobadas por los Comités de Ética y por el Juzgado del Registro Civil.
El donante vivo sólo puede donar uno de sus riñones, una parte del hígado, pulmón o páncreas, tejido óseo, progenitores hematopoyéticos, membrana amniótica o piel. Esta acción es posible por parte de cualquier persona, de cualquier edad, que no haya padecido ninguna enfermedad que sea transmisible en el acto de la donación. Por contra, el donante fallecido puede donar todos sus órganos sólidos y tejidos. Prácticamente, con las comprobaciones pertinentes, todos podemos ser donantes.
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