Las flores son denominador común siempre que vivimos el triste momento de despedir a un ser querido. Parece que no estamos a la altura de las circunstancias si no recubrimos con ellas su féretro o su tumba, otorgando así a ese fatal desenlace un pequeño estímulo visual que nos lleve a despedirlo de la forma más hermosa.
Después de tantos años, desde Funeraria Florido sabemos la importancia de este gesto para los familiares en un momento tan doloroso y complicado; un gesto que, como explicaremos, tiene su origen y su por qué transmitido de generación en generación a lo largo de la historia de la humanidad.
Honrar con flores la despedida de quienes nos dejan.
Aunque en la actualidad el sentido de acompañar con detalles florales los entierros de nuestros seres queridos se ha convertido en un gesto afectivo, emocional y hasta social, desde el inicio de la civilización humana, la presencia de las flores en los enclaves funerarios es conocida.
Ya desde la prehistoria, se tiene constancia del depósito de flores acompañando a los difuntos en los enterramientos encontrados e identificados como tales.
Posteriormente y durante siglos, la razón de ser de la presencia de abundantes flores y arreglos florales con especies que proyectan olor intenso parece responder a la necesidad de compensar el fuerte olor que desprendían los cuerpos en los primeros días de descomposición de los mismos, dado que no se aplicaban técnicas avanzadas para embalsamar los cadáveres.
Esa por entonces «necesidad floral» se ha mantenido a lo largo de los siglos derivando en un gesto de cariño al fallecido, como un acompañamiento a través de una de las más hermosas formas de demostración de la vida como ejemplo del lado opuesto a la muerte.
Esta costumbre también se extiende a conmemoraciones como el día 1 de noviembre, día de los Santos Difuntos con la arraigada tradición de visitar a nuestros seres queridos ya fallecidos para llevarles una muestra de amor, de respeto, de hermoso recuerdo en forma de flores.
El mismo gesto lo aplicamos a conmemoraciones ante estatuas y monumentos que recuerden a personalidades públicas o ciudadanos fallecidos en accidentes, atentados, desastres naturales, etc para dar fe de nuestro respeto y permanente recuerdo y reconocimiento.
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