La frase “descanse en paz” y sus siglas latinas R.I.P. dan bastante grima, pero están perfectamente normalizadas en la sociedad y el imaginario popular para desear al difunto un buen descanso tras su fallecimiento. Gracias a la gran influencia del cristianismo en la cultura occidental, originalmente, esta expresión nos llega desde el final del responso religioso que se reza por los recientes fallecidos y en el que se entona. Inicialmente, descanse en paz, era una oración con la que se deseaba que el alma del difunto pudiera encontrar la paz eterna en el cielo, y decía: Requiem aeternam dona ei Domine. Et lux perpetua luceat ei. Requiescat in pace. La traducción del latín viene a ser: Dale, Señor, el descanso eterno. Y brille para él la luz perpetua. Descanse en paz. De ahí procede tanto la expresión como el acrónimo.
No fue hasta el siglo VIII cuando se encuentran los primeros vestigios de su uso en las lápidas, siendo su presencia generalizada a partir del siglo XVIII. Actualmente, en nuestro país, es habitual el uso de R.I.P. en los cementerios, algo que también se extiende a países de lengua inglesa o italiana al coincidir las iniciales también en esos idiomas: en ingles se dice Rest in peace, y en italiano: Riposa in pace. Los entierros católicos han incorporado de manera normalizada la expresión, siendo también ampliamente usada en las esquelas de los periódicos o en las lápidas de los cementerios junto con el nombre y fecha del fallecido y algún epitafio en algunos casos.
Las siglas en español (D.E.P.) se encuentran también de manera habitual fuera de los cementerios donde es usual encontrarlas con su significado Descanse en Paz. Esta costumbre se ha extendido a la región sudamericana, que ha adaptado sus propias expresiones, como Q.E.P.D (Que en paz descanse) o E.P.D (en paz descanse).
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