El respeto y la sobriedad son necesarios cuando acudes a un funeral. Son momentos de fuerte emoción, dolor y sufrimiento, y probablemente lo último en lo que quieras pensar sea en tu ropa. Pero ello no debe propiciar situaciones en las que tu indumentaria esté fuera de lugar.
Lo tradicional en un funeral es el color negro, identificado como el color por antonomasia del luto, por eso es habitual que los asistentes a un entierro o funeral vistan de este color. Es cierto que ya los condicionantes sociales no son tan rígidos comenzando a cambiar en cuanto al estilo pero sigue siendo el color el más aceptado y extendido.
Como roma general debemos evitar los colores alegres para acudir a un funeral. No debemos herir los sentimientos de las personas presentes ya que los tonos cromáticos transmiten emociones y los colores alegres quedan totalmente fuera de lugar en estas circunstancias. Los sustitutos del negro pueden ser el marrón, el gris o el azul marino. Con ninguno de ellos vas a estar inapropiado.
Las líneas generales de indumentaria en un funeral cambian con la cultura por lo que es interesante conocer de antemano si existe algún condicionante en este sentido. En algunas culturas se pide que las mujeres o los hombres se cubran la cabeza, o que se vistan de algún modo en concreto. Igual ocurre con los colores ya que en general la ropa de color negro sigue siendo tradicional de manera extensa. Sin embargo, en otras religiones y culturas, el color negro no es más apropiado para un funeral, ya que algunas culturas entienden que el adecuado es el color de la pureza: el blanco.
Los hombres, sobre todo si el difunto es cercano, deben llevar traje, o al menos chaqueta oscura. En un funeral no son bienvenidas las vestimentas estrambóticas o extravagantes. Se impone una línea conservadora en la que no entran minifaldas, pantalones cortos, camisetas de tirantes, escotes o ropas provocativas.
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