Los muchos beneficios de las mascotas para sus dueños son un hecho probado. Pero hay un aspecto que tal vez no sea tenido muy en cuenta. Se trata de la ayuda que nuestros animales de compañía pueden facilitarnos a la hora de enfrentarnos a la muerte o al dolor por la pérdida de un ser querido. Nuestros pequeños amigos pueden aportarnos tranquilidad y sosiego en unos momentos difíciles en los que enfrentarnos a una defunción cercana, ayudando a mitigar las alteraciones psicológicas derivadas del proceso de duelo. Los animales de compañía nos aportan su amor incondicional, compañerismo y apoyo emocional, y curiosamente de manera instintiva saben cómo responder en momentos de estrés, ayudando en la búsqueda de la conservación de la vida y la lucha por seguir construyendo el día a día. No son pocos los casos en los que estos compañeros han sido claves en un momento de crisis, enfermedad o pena, estando al lado de su abatido dueño, mostrando atención extra y mucha paciencia.
La Universidad de California en San Francisco ha realizado un estudio que prueba con estadísticas que convivir con animales domésticos baja la presión arterial, reduce el sentimiento de soledad y alivia los sentimientos de tristeza y pesimismo. Especialmente significativo es el resultado en lo que respecta a niños ya que cuando tienen mascotas son capaces de gestionar mejor una enfermedad grave o un fallecimiento. En el estudio se señala que son especialmente los perros y los gatos los que más beneficio son capaces de aportar en estas situaciones.
Los animales de compañía tienen la habilidad natural de intuir la necesidad que sus dueños tienen de compañía y apoyo, reduciendo la sensación de soledad e incrementando el sentimiento de intimidad, y por ello magnifican los gestos de cariño hacia él. A su lado nos evadimos de nuestros pensamientos ya que se las apañan para llamar nuestra atención y distraernos, demostrando un acompañamiento incondicional, aumentando la autoestima del abatido y el sentido de responsabilidad. La falta de deseo de relacionarse de una persona en tránsito de duelo topa con las necesidades de su mascota, como darle de comer o beber, sacarle a la calle, jugar… e incluso en ausencia de humanos se cuenta a la mascota los problemas, sirviendo como vía de escape al trance que se atraviesa.
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