Hay diversos aspectos relacionados con el fallecimiento de un familiar que resultan comunes a cualquier procedimiento de esta índole. Pero hay detalles del proceso que son muy personales y en los que cada familia puede tomar las decisiones que estime conveniente. Sin duda la más importante es escoger entre enterrar el cuerpo o bien incinerarlo. Con el paso de los años, la incineración va ganando espacio a los entierros de manera generalizada y por ello los cementerios se están adecuando a este nuevo escenario con la creación de nuevos espacios.
Partamos de la visión tradicional del enterramiento para conocer las nuevas opciones que se ponen a disposición de las familias. Los espacios tradicionales de los cementerios son los nichos, construcciones donde se albergarán los restos de la persona fallecida. Lo normal es que estén concebidos para acoger las dimensiones de féretros o ataúdes, con opciones para hasta dos unidades, conformados en construcciones de amplios muros, en contraposición de las tumbas, que se encuentran en el suelo del cementerio. Los nichos son huecos sellados y dotados de estanqueidad que presentan en su frontal la tradicional placa de piedra o mármol en la que se coloca la inscripción y en la que dejamos las flores para nuestros seres queridos ausentes.
Pero cuando se trata de un proceso de cremación estos lugares para la estancia eterna cambian. La funeraria pone a disposición de los familiares unos espacios llamados columbarios que tienen como destino el almacenamiento de urnas con las cenizas de los difuntos. Al igual que sucede en los nichos, los columbarios se encuentran situado en muros, pero con un tamaño sensiblemente distinto ya que su destino es acoger urnas de reducido tamaño con las cenizas del difunto. La construcción de estos novedosos elementos de acogida de cenizas, suele ser vertical, con una división en compartimentos que pueden ser individuales o familiares, según los recipientes que puedan acoger. Estos columbarios se construyen en materiales como el cemento, mármol o granito, posicionados en varias columnas y filas para acoger el mayor número de urnas. Es importante apuntar que también hay zonas en los cementerios para enterrar las cenizas, dando lugar a jardines exclusivamente dedicados a ello.
DIFERENCIAS CON LOS MAUSOLEOS
La más básica diferencia entre los columbarios y los mausoleos es que éstos últimos son una construcción, tumba o sepulcro más grande de lo habitual y dotado de diversos ornamentos al gusto de la familia o incluso del difunto. Los mausoleos son elementos arquitectónicos de gran dimensión donde se honran los restos de un difunto y que suelen acoger a familias enteras. Pueden acoger tanto cenizas de la cremación como ataúdes con el cuerpo difunto. Es habitual que estos recintos tengan puertas que al franquearlas permiten la estancia en su interior, donde se realizan rezos o ceremonias en honor de los allí enterrados, siendo habituales en reyes, familias de alta alcurnia o personajes importantes.
Es posible encontrar columbarios en lugares como iglesias o catedrales sin necesidad de aplicar medidas adicionales sanitarias ya que su higiene está garantizada, pero lo más habitual es encontrarlos en lugares específicos de cementerios. Los mausoleos, por el contrario, solo vamos a encontrarlos en camposantos, excepto cuando se erigen monumentos para su fin como sucede con el conocido Taj Mahal.
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