Seguro que te ha ocurrido que a la hora de ir a un entierro has pasado un mal rato cuando ha llegado el momento de dar el pésame. No es un momento agradable, está claro. Pero si conoces algunas formas habituales y correctas para hacerlo tal vez te sientas más cómodo la próxima vez que tengas que enfrentarte a la situación.
Las formas cambian si se trata de dar el pésame en la despedida de un amigo lejano, un amigo cercano o un familiar. Las condolencias nos ponen en un aprieto que se suma al momento de dolor que se vive en el trance del último adiós. Este momento puede llegar en el trascurso del velatorio, tras el entierro o en el funeral. Lo habitual en la costumbre española es dar un apretón de manos, dos besos, una palmada en la espalda o un sentido abrazo, dependiendo del lazo que tengamos con la familia del difunto. A este gesto se le suele acompañar con alguna frase hecha con la que se expresa de manera breve y directa el sentimiento compartido de perdida que en ese momento nos embarga, de manera que al trasmitirlo intentamos acompañar a la familia en esas horas difíciles y ayudar a confortarles tras la pérdida.
En definitiva, lo que va a condicionar nuestra actitud en este momento complicado es el vínculo que tengamos con el finado y los suyos. Esa relación va a marcar nuestra forma de actuar. Debes tener en cuenta que has de ser consciente de que ese día el escenario no está para grandes demostraciones ya que la familia estará desolada y agobiada por tantas muestras de apoyo. No seas extenso en su saludo. Deja tu testimonio y retírate, a no ser que la persona que reciba tu pésame te pida, bien de palabra o con sus actos, que te quedes más tiempo a su lado. Si es así no dudes en consolarle sin condiciones.
Si no puedes acudir a dar el pésame de manera presencial puedes hacerlo por escrito al modo tradicional, o a través de las nuevas tecnologías, o incluso mediante una llamada telefónica. Dependiendo de la relación con la familia, la carta o tarjeta, o el mensaje será más extenso y con más detalles sobre el difunto. Tal vez la llamada telefónica sea la más complicada de las situaciones e incluso puede resultar molesta, pues la familia lo último que necesita son interrupciones en su duelo y en el momento de recibir presencialmente a los asistentes a la despedida. Mejor déjalo para después. Intenta huir de tópicos y de frase manidas, mejor sencillez que mensajes copiados de internet.
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